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Historia

Historia de la obra Misionera en Centroamérica

todayabril 12, 2019 732

Fondo
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I. Centroamérica un campo misionero olvidado (1800- 1847)

  • Marco Histórico

La historia de la obra misionera en Centroamérica es sin duda una de las mas accidentadas, descuidada y difíciles para narrar en el surgimiento de la iglesia protestante en este territorio. Mucho de esto se debe a la poca documentación que actualmente se tiene de la misma.  Es mas que conocido que “El protestantismo fue introducido en la América Latina en el Siglo XIX, principalmente por emigrantes de la Gran Bretaña y los Estados Unidos de la América del Norte, la mayor parte de ellos de este último país” (Muirhead. 1959. p. 424). Pero este hecho apela, a la obra bien organizada de entidades misioneras establecidas; pero éste no fue el caso en Centroamérica, sino hasta finales del siglo XIX. No es exageración decir que había sido olvidada por las organizaciones misioneras por muchos años, esto dio origen a que fuese llamada por el famoso misionero Hudson Taylor como “el campo misionero mas desatendido de todo el mundo” y descrita por Wilton M. Nelson como “…la región más ignorada por el Movimiento Protestante…”  (Zapata.  1982. p 9).

  • Factores que impidieron la obra misionera

Cuatro factores a nuestro parecer, habían creado esta indiferencia y obstrucción hacia las tierras Centroamericana. Aunque hubo muchos más, creemos que estos son los que sobresalen.   El primero tenía sus raíces en el siglo XVII en relación con la independencia de Estados Unidos, recordemos que “El 4 de julio de 1776, en filadelfia, los delegados de un Congreso Continental declararon formalmente independientes de Inglaterra a trece colonias” (Winks.  2000. Tomo II p. 372). Desde mucho antes se había creado un rechazo a la Iglesia Anglicana por considerarla espía de la corona inglesa. Esto repercutió por muchos años en una frialdad a la religión, que iba acompañada de un pensamiento racionalista y capitalista que encarrilaría a esta nación hacia el materialismo que actualmente vive. La situación afectaría la obra misionera en este periodo de la historia, dando como resultado que su énfasis misionero no viera su nacimiento sino hasta años después; pero con una visión en otros continentes, primordialmente en África y la India. Bien apunta Gonzales sobre este punto crucial:

El “culto a la razón” se difundió entre la aristocracia criolla, y junto a él una actitud de escepticismo hacia todo lo que no fuera parte de una “religión natural”, o en el mejor de los casos de un “cristianismo esencial”. En consecuencia, las doctrinas de los diversos cuerpos eclesiásticos debían abandonarse o relegarse a segundo plano. La Providencia era sobre todo un principio de progreso. La nueva nación era prueba palpable del progreso humano. Las doctrinas y prácticas eclesiásticas, excepto en lo absolutamente esencial, parecían ser restos de una época pasada, lastre innecesario que se oponía al progreso universal. (González. 2003. Tomo 2 377).

Este periodo se presenta en la iglesia, 50 años después del gran avivamiento que  había tenido lugar  a principios  de 1726, afectando directamente a la obra misionera en Centroamérica, Robert A. Baker nos describe este periodo con cifras alarmantes en relación a la cantidad de creyentes a final de este lapso de tiempo en Estados Unidos que a la postre, sería la que desencadenaría el segundo factor:

La Guerra de Revolución marcó el principio de una rápida declinación religiosa. En adición a la pérdida de propiedades eclesiásticas y a las dificultades que confrontaba la celebración de servicios religiosos, la guerra produjo el habitual encallecimiento de la sensibilidad espiritual y alentó el relajamiento moral. Junto con estos factores, la atmósfera intelectual y teológica estaba desteñida por las especulaciones deísticas de Inglaterra, las aseveraciones ateas de Francia, y el sistema racionalista de los pensadores alemanes…  Menos del diez por ciento de la población profesaba ser cristiano inmediatamente antes del fin del período en 1789. (Baker. 2003.  p. 273)

El segundo factor ciñe sus raíces en la formación de la obra misionera organizada y las grandes negativas que se presentarían por parte de algunos representantes de la iglesia.  En 1806 a solo 17 años de que la iglesia reportara niveles alarmantes de feligreses, el joven Samuel J. Mills sintiendo la carga de los inconversos en el mundo, se reunión con otros jóvenes y tras intensas horas de oración decidieron que había que hacer algo. Esto dio como resultado que se presentaran como misioneros a la Asociación Congregacional de Massachusetts en Bradford. Esta acción fue chispa creadora de la “Junta Americana de Comisionados para Misiones Extranjeras”; pero esto no sin algunas oposiciones, “Cuando se solicito un estatuto para la junta, un alma incrédula objeto desde los bancos de los legisladores, alegando, en posición a la petición, que el país tenía una cantidad tan pequeña de cristianos que no se podía prescindir de ninguno para exportación” (Fox. 1991. p. 405). Si bien a la postre se logro el estatuto, la realidad era evidente, había tanta necesidad en el país a como lo había en el resto del mundo. Estados Unidos necesitaba ser evangelizada. A pesar de esta situación salen en 1812 los primeros misioneros americanos, pero no hacia Latinoamérica, mucho menos a Centroamérica; sino en dirección a Calcuta en la lejana e inhóspita India.

El Tercer factor nos lo presenta el historiador eclesiástico Wilton M. Nelson en su obra “Protestantism in Central America” donde expresa que: “Vemos que en la época Colonial, las puertas de la Centro América estaban herméticamente cerradas para el protestantismo. Ser protestante era ser criminal, y la Santa Inquisición se constituyo en la policía secreta que vigilaba para que no entrara (el protestantismo) y que erradicara o expulsara lo que pudiera haber entrado” (mi traducción.  p. 9). El cuarto factor fue se cierta forma resultado del anterior, éste consistió en que:

Para muchos protestantes europeos y norteamericanos, los nuevos horizontes geográficos que se abrían a las misiones no incluían la América ibérica, descubierta y colonizada por cristianos siglos antes… pensaban que el continente era ya cristiano, por ser católico, y que emprender misiones entre los católicos, cuando había tantas personas en Asia y África que ni siquiera habían oído el nombre de Jesús, véase Cristología, era un error. (González.  2003.  p. 478).

A cómo podemos notar, era poco probable esperar que se desarrollara una conciencia misionológica para esta área, que en este momento histórico era pequeña, tanto territorial, política y comercialmente hablando. Debemos de recordar que éste sector formado actualmente por cinco países, había sido conquistado casi en su totalidad por la corona española. Decimos “casi”, ya que la corona inglesa había logrado tener dominio sobre la parte Caribe de la actual Honduras y Nicaragua, territorio antes conocido como la Reserva de la Mosquitía, habitad de los indios Misquitos. Esta situación había traído como consecuencia una diferencia en los métodos de colonización utilizados por ambos reinos. Por un lado, los españoles conquistaron e impusieron su religión a la fuerza. Por el otro, los ingleses habían entablado buena amistad y vínculos comerciales con los aguerridos indígenas.  Estos últimos “sin imponer su religión”.

  • Quienes fueron los precursores

En este punto queremos enfatizar, que la obra misionera en estos países en si tuvo dos fundamentos. En el sector pacifico, comenzando desde Guatemala, tendría sus primeros contactos por medio de hombres comerciantes, zapateros, maestros, artesanos entre otros. Estos precursores no tenían ninguna conexión con obras misioneras organizadas. A como señalamos, dicha situación se debía a que este territorio no era considerado un campo misionero. Por otro lado, desde tierras muy lejanas y apoyados por la Iglesia Morava de Alemania, se comenzó una obra en la zona conquistada por la corona inglesa.

Así encontramos que para el año de 1827 en Guatemala es contratado por el gobierno al anglicano Henry Dunn para organizar el sistema educativo de ese país. Aunque no tuvo mucho impacto este primer contacto, sirvió como fuente primaria para repartir y vender algunas biblias en este territorio. Otro movimiento similar se dio en 1834 por el reverendo Alejandro Henderson quien también distribuyo biblias y tratados en Guatemala. Otro precursor sobresaliente fue Frederick Crowe quien “pudo ciertamente durante algunos años repartir biblias en Guatemala, además de predicar y fundar una escuela; pero en 1849 fue apresado y expulsado”. (Prien.  1985.  p. 714)

Por otro lado, el comienzo de la obra misionera se da con la llegada de la Iglesia Episcopal evangélica en la zona de dominación inglesa. “en 1742 llego a Bluefields el primer misionero episcopal de apellido Hodgson y en 1747 se establece el primer sacerdote episcopal llamado Nathan Price” (Meléndez. 1987. p 16), ellos comenzaron a establecer obra misioneras en los puntos más importantes, Bilwi en el norte, Georgetown en el sur, Corn Island en alta mar y Bluefields como sede. Para esta fecha la Iglesia Anglicana tenía dos siglos de separación de la  Iglesia Católica. El segundo y mas fuerte movimiento se da también en Bluefields: “Fue a estas tierras a donde llegaron por primera vez el 2 de mayo de 1847 dos misioneros moravos en gira exploratoria y dos años después o sea el 14 de marzo, los moravos iniciaron su obra misionera en medio de situaciones complejas y de grandes pruebas”. (Wilson. 2007. Online). Los precursores de esta obra fueron Abraham Amadeus Reinke y Heinrich Gottlob, ellos fueron enviados por “la iglesia Morava de Herrnuhut, Alemania, una iglesia considerada protestante que tiene sus raíces en el martirio de Juan Hus de Bohemia un siglo antes de la reforma Luterana, que se preocupo por evangelizar a la comunidad miskita”(Koll. 1989. p. 144.) Estos fueron los inicios de la obra misionera evangélica organizada en Centroamérica.

Cabe mencionar que esta obra misionera nunca tendría ningún impacto en los territorios del pacifico donde tenía su asentamiento la Iglesia Católica; pero difundiría el protestantismo hasta los últimos rincones de este amplio, selvático y poco habitado territorio. La misma

organización argumenta con respecto a esta situación que:

Esta demora se debía en gran parte a la política misionera de la Iglesia Morava. Esta tenía como objetivo primordial la evangelización de indios. Por otra parte, el Conflicto político entre España, Gran Bretaña y Nicaragua por el dominio de la Mosquita que no proveía el momento oportuno para evangelizar a los mestizos. Además, el occidente de Nicaragua estaba bajo el dominio de la Iglesia Católica Romana… Quizás no incumbía a los moravos entrar en territorio ajeno, ya que Zinzendorf, el gran promotor de la obra misionera de los Moravos, tenía una actitud favorable hacia el catolicismo romano debido a su contacto con algunos altos dirigentes de esta Iglesia, contacto que tuvo un efecto duradero sobre su vida. (Wilson. 2007. Online)

  • Factores que permitieron el inicio de la obra misionera

Un factor muy importante fue la cercanía de Guatemala con México y Belice, donde había fuerte presencia evangélica, además su posición política ya que esta ciudad “fue una capitanía general”. (Wikipedia.  2007. Online). O sea, la capital de los cinco países. Es entendible que allí se daban todos los movimientos de Centroamérica, por lo que era normal que fuese el lugar más importante por donde se dieran los primeros movimientos, guiado por el auge comercial – político- Militar que allí había.

Otro factor se da en 1821 ósea 6 años antes de que Dunn repartiera las primeras biblias en estos suelos. España había perdido el poder sobre estos territorios. Tras algunas luchas que comenzaron “Después de los sucesos de México en 1810, con el “Grito de Dolores”, se despertó el ansia de libertad en los pueblos asfixiados de las colonias de la Capitanía General del Virreinato de Nueva España” (Cobiella. 2007. Online) estos sucesos fueron de influencia en este sector, hasta que se logro la independencia el 15 de septiembre de ese año. Esto ocasionó que la iglesia católica de cierta forma perdiera su poder dominante en los asuntos políticos de la región, a la vez que se retiraba la Santa Inquisición Española. Este hecho abría de cierta forma la oportunidad de cambios en la aceptación de los protestantes. Además, en 1822 hasta 1823, los países centroamericanos se habían anexado al Imperio Mexicano. Fue en el año de 1822 que Agustín de Iturbide fue “proclamado emperador… y derrocado al año siguiente… había tratado de proteger al país de la influencia protestante y de los males del materialismo y del individualismo in USA.”(L. J. Rogier, Nimega y otros. 1984. P 321). Este imperio pretendía unir a estos países bajo una bandera y una religión, con el fin de frenar a los Estados Unidos que a parte de su poderío militar era de creencias protestante. Esta unión y temprana desunión vino a la postre a ayudar a la obra misionera al dejar más débil a la iglesia católica en estos territorios.

A la vez debemos de recordar que El siglo XIX, que fue la época de expansión de las potencias protestantes, fue también el tiempo del gran avance de las misiones protestantes” (Gonzales. 2003.  p 443). Situación que fue de gran impulso a la expansión del evangelio en los reinos conquistados.

  • Primeros medios para la difusión del evangelio

Aunque había oposición en permitir predicar o establecer iglesias de corte protestante en Centroamérica, es también cierto que la iglesia Católica estaba teniendo ciertos cambios, donde algunos miraban con buenos ojos el que se distribuyeran biblias en lenguaje vulgar, las sociedades bíblicas fueron fundamentales en este proceso, “Su intento de distribuir biblias en lengua vulgar con frecuencia fue acogido positivamente por políticos y eclesiásticos no prevenidos: acaso vislumbraron que estos colportores, con la biblia en la mano, se situaban en el fundamento irreemplazable de la iglesia de Jesucristo”(Prien. 1985. P 710). Esa situación era casi común en toda la región. En la costa atlántica de Honduras y Nicaragua la situación era diferente, el evangelio se propagaba a un ritmo más rápido, el establecimiento del inglés en estos territorios, permitió usar Biblias ya existentes en este idioma (KJV). Se sumaba a la vez un creciente comercio, la llegada de la imprenta entre otros avances tecnológicos, permitía una fácil propagación del evangelio. Esto había dado como resultado que el movimiento Moravo se expandiera fácil y rápidamente desde la capital del reino Misquito hacia todos sus territorios.

II. Centroamérica un campo con muchas espinas en el camino (1848- 1881)

De cierta forma en este periodo, se había establecido una independencia frágil. En si la situación creo, rivalidad y luchas políticas entre los dos partidos dominantes. El resultado fue una serie de dictaduras, tanto conservadoras como liberales, de golpes de estado, y de violencias… Tras la independencia, la tensión entre liberales y conservadores se manifestó también en la política religiosa de ambos bandos. Mientras los conservadores abogaban por la continuación de las antiguas prerrogativas de la iglesia y del clero, los liberales se oponían a muchas de ellas (González. 2003. Tomo 2 p. 415- 416). Además, la influencia de la Iglesia Católica había mermado, en muchas ocasiones el gobierno en turno confiscó muchas propiedades. Estos sucesos, a la ligera, dio la oportunidad por un periodo limitado, al avance del protestantismo. Pero para 1852 la situación nuevamente iba a cambiar:

Tras un periodo inicial dominado por los liberales, la Guatemala conoció bajo el gobierno de Rafael Carrera una poderosa reacción conservadora. La nueva Constitución de 1840 restauro los privilegios eclesiásticos y restituyo a las órdenes religiosas las tierras anteriormente confiscadas. En 1852 la administración de Guatemala firmo el primer concordato establecido entre una república latinoamericana y el vaticano. El documento prometía la conservación de los diezmos y garantizaba a los clérigos numerosos privilegios, especialmente control de la educación y la censura de libros. (L. J. Rogier, Nimega y otros. 1984. P 322).

Estos cambios dieron como resultado que tanto el Salvador, Honduras y Nicaragua firmaran un concordato casi similar al de Guatemala, hechos únicos en toda Latinoamérica hasta esa fecha. Podemos de esta manera imaginar el tipo de obstrucción que se estaba levantando para la obra misionera es Centroamérica, la cual no tenia aun forma. Es así que la Iglesia Católica había vuelto al poder y no estaba interesaba en tener ninguna competencia, mucho menos si esta procedía del área protestante. De cierta forma Costa Rica que no había sido mencionada en este proceso, esta nación estaba un poco apartada de la situación política del istmo, desde el periodo de la independencia habían sido notificado meses después del suceso, creando cierto malestar con las demás naciones. En fin, la situación educativa en el país que contaba con un índice elevado de analfabetismo, forjo a los líderes a intentar abrir sus fronteras. Se decidió invitar a emigrantes protestantes de Inglaterra, Alemania, Holanda entre otras.  Suponían que estos traerían mejor educación, avances tecnológicos y un futuro comercial para el país. Fue así que en 1852 el presidente en funciones expreso “la primera condición para la emigración es: libertad para trabajar, libertad de industria, libertad civil, libertad religiosa” (Nelson, mi traducción. p. 13) resultando para 1851 la apertura de la libertad religiosa en Costa Rica. Este suceso fue aislado en la región.

  • Guerras que amenazan la continuación de la obra de evangelismo

Si los cambios políticos habían sido una fuerte obstrucción al proceso de llevar la fe cristiana protestante a estos sectores, se le sumarian con un grado mayor las guerras entre liberales y conservadores que continuarían hasta mediados y finales del siglo XX en estos países. Hay que resaltar, que los liberales serían aleados pasivo y activo en pro del protestantismo en Centroamérica. En este punto crucial no se luchaba solamente con la Iglesia Católica; sino con la indiferencia en cierto grado que la guerra había creado hacia la religión. En punto, la Iglesia poseía influencia política, pero no espiritual. Esta área, se encontraba prácticamente estancada desde hace mucho tiempo. La población en general estaba más interesaba en pertenecer a un partido político, algo que era de suma importancia considerando las muchas rivalidades y divisiones, sin lugar a dudas, había que estar de algún lado para alcanzar protección político – militar.

  • Sincretismo muy desarrollado en los pueblos

Ha como citamos con anterioridad, la Iglesia Católica estaba prácticamente muerta; pero producto de sus doctrinas, entre ellas la adoración de imágenes, Santos y el dogma de Mario Inmaculada, habían producido una mescla entre las creencias católicas y las creencias indígenas de sus antepasados. Así se desarrollo cierto sincretismo dentro de la Iglesia Romana que sobrevive hasta hoy. Sin duda estas prácticas gozaban de alta aceptación en un pueblo alegre y orgulloso de sus costumbres. El celebrar al patrono de la ciudad o poblado era algo común. Dichas costumbres normalmente procedían de historias fantásticas autóctonas de los aborígenes de estas tierras. Es bueno notar, que muchos clericós no estaban de acuerdo con muchas de ellas; pero éstas, permitían tener cierto contacto entre la iglesia y el pueblo. Por eso, la tarea evangelizadora se tornaba más difícil, ya que, para el pueblo, escuchar que Cristo es el único camino al Padre, único Salvador y único digno de culto, de cierta forma desmantelaba todas sus creencias, algo que sin duda no estaban dispuestos a escuchar, mucho menos aceptar. Recordemos, que, en este período, aun no se ha dado una incursión oficial por parte de organizaciones misioneras protestantes; sino que lo único que se conoce, es el trabajo independiente esporádico de algunos creyentes, que se había movido a vivir en estos países. Ellos eran en su mayoría los que con anterioridad llamamos “Los Precursores”.

La devoción a los fieles difuntos ésta muy arraigada. Los sacramentos como el agua bendita, velas, medallas, imágenes y otros remedios aplicados por la Iglesia Católica para perdonar los que consideraban como pecados veniales, gozan de gran aprecio. Los sacramentos y la liturgia de la iglesia no despiertan tanto interés como los anteriores, pero de todos modos continúan siendo el centro de las celebraciones religiosas en los santuarios (Deiros.  1992. p. 181)

  • Nueva resección religiosa

Aunque Guatemala había dejado de ser la capital Centroamericana, esta aun servía de referencia para los demás países del istmo a como pudimos notar en la firma del concordato con Roma, que las demás naciones a la postre también firmaron. Cualquier cambio o movimiento que se daba allí, era fácilmente exportado a los demás países. un hecho muy relevante dejaría nuevamente a la Iglesia Católica en pos de una envestida en su contra, las guerras en Europa dieron como resultado que “las tropas del Reino de Italia tomaron los estados pontificios el 20 de septiembre de 1870. Aunque el Papa se negó a aceptar lo hecho, ese fue el fin del poder temporal del papado, cuya autoridad soberana quedó limitada al Vaticano y otros dos palacios. Mientras tanto, en Alemania se tomaban medidas contra el poder de la iglesia” (Gonzales. Tomo II.  2003. p 433). Esto, dio como resultado que en 1879 Guatemala el país donde se había firmado el pacto con el vaticano, convocará a una asamblea constituyente:

La cual redacto una nueva constitución que incluía  la mayoría de las medidas anticlericales decretadas durante los años precedentes. Según los términos de la Constitución, la iglesia quedaba privada de personalidad jurídica y no podía poseer propiedades ni lugares de culto ni participar en los debates públicos. El nuevo documento tomaba también medidas para suprimir los monasterios, establecía la plena separación entre la Iglesia y el Estado y secularizaba la enseñanza pública. (L. J. Rogier, Nimega y otros. 1984. P 323).

III. Centroamérica como un nuevo campo misionero (1882- 1900)

  • Primer cambio que marcan el inicio de la obra misionera

A como expusimos con anterioridad los moravos habían comenzado la obra misionera organizada en Centroamérica; pero solo en el territorio de dominación inglesa, mientras que la zona católica se mantenía fuera de los planes y alcance de la obra misionera protestante tanto morava como americana. Ésta última, sería la que verdaderamente levantaría el estandarte del evangelio a través de las misiones en Centroamérica y todo el continente. Había una necesidad verdadera de una nueva forma de gobierno y comercio en Centroamérica, las guerras habían desbastado muchísimo la economía de la región, necesariamente tendrían que adoptar una estrategia, en este cuadro se daba el auge de las potencias protestantes que presentaban un avance notable en todas las áreas mencionadas, Gonzales apunta que una de las causas de la expansión misionera “fue la expansión económica, comercial y política de las potencias protestantes. Alemania dominaba la política y la economía del continente europeo” (Gonzales. 2003. p 407- 408). Esta táctica ya la había realizado Costa Rica con grandes resultados años atrás. Fue así que “En 1882 Guatemala admitió legalmente por primera vez la entrada de protestantes…el presidente Barrios pidió al Consejo Presbiteriano que enviase misioneros a su país, ofreciéndose a sufragar los gastos del primero de ellos” (L. J. Rogier, Nimega y otros. 1984. P 323). Era entendible que, si se quería establecer una relación con los países más industrializados, en este caso Estados Unidos, había que aceptar o abrir campo a su religión.

  • Primera Misión Protestante

La aceptación de los primeros misioneros en Guatemala abrió de par en par las puertas para la predicación del evangelio.  Había sido un tiempo largo y muy esperado. El primer resultado fue la formación de la Misión Centroamericana que tuvo como fundador al Rvdo. Dr. Cyrus Ingerson Scofield. “En febrero de 1891 los primeros misioneros de la Misión Centroamericana llegaron a Costa Rica” (Koll, 1989. p. 147). Aquí se marcaria el inicio organizado de la Iglesia por parte de una organización misionera en la zona Pacifica. Esta Misión a un paso muy acelerado se fue esparciendo por toda la región, a tal grado que “a fines del siglo, sus misioneros habían penetrado en todas las repúblicas de América Central” (L. J. Rogier, Nimega y otros. 1984. P 323). Debemos de señalar que a pesar de las oportunidades que se presentaron es este espacio de tiempo, solamente la Misión Centroamericana permaneció trabajando por muchos años entre estos países. Fue hasta que, a principio del siguiente siglo, que hace su incursión el movimiento Pentecostal (1912) y años después la Iglesia Bautista del Norte (1914).

  • Inicio de una cooperación colectiva

Uno de los más importantes logros en el caminar misionero fue motivado por el resultado de la obra de Hudson en Birmania, su testimonio y fidelidad creo en la Iglesia evangélica mundial un compromiso hacia las misiones. Nótese que antes de este hecho, la Iglesia no estaba involucrada en el apoyo económico de los misioneros, aunque estos fueran miembros de las mismas; sino que eran soportados individuos que amaban la obra del Señor; pero se dio un cambio significativo cuando “por primera vez en la historia la empresa misionera cautivó el interés del común de los miembros de las iglesias” (González. 2003. p 444). Esta reacción comenzó a involucrar a los miembros de las congregaciones, donde se involucraron desde ancianos hasta niños.

  • Nuevos horizontes para la obra misionera

Así termina el siglo XIX con grandes oportunidades para la iglesia protestante, grandes logros se llevarían a cabo en el nuevo siglo, pero a la vez muchas pruebas y cambios significativos en la vida política, económica y religiosa de Centroamérica, las guerras serían los factores más significativos que afectarían directamente a la naciente obra misionera. Este nuevo siglo estaría marcado desde sus inicios por la primera guerra mundial, que a la postre sacaría de los campos a la Iglesia Morava Alemana, por la declaración de guerra hecha a esta nación, dando lugar a la Iglesia Morava Americana.  Es así que transcurrieron los primeros años de la Iglesia en Centroamérica, su historia es bien compleja y a la vez fascinante. La iglesia que contemplamos hoy, es realmente el resultado de todo el sacrificio hecho por hombres valientes deseosos de llevar el evangelio a estas no muy conocidas tierras, donde si duda nuestro Dios Supremo, obró en gran manera para hacer avanzar su obra en medio de tanta oposición. El proceso fue lento, cansado, pero al final seguro.

Jaime Blandón Olivera (95)

Jaime Blandon es oriundo de Nicaragua, misionero plantador de iglesias. Casado con Jacqueline Guzman, con quien a procreado dos hijos: Jaimeline (9) James (8).
Actualmente se desempeña como Director de 516 Now Inc. Posee una licenciatura en Estudios Bíblicos del Rio Grande Bible Institute, MBA con énfasis en desarrollo de Proyectos del EUDE . Actualmente cursa un master en ministerios pastoral en el Midwestern Baptist Theological Seminary.

Es uno de los fundadores de Radio Stereo Resurrección.

Escrito por Jaime Blandón Olivera

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