Una palabra alentadora
La Biblia habla frecuentemente de aliento. A veces, el enfoque está en el estímulo que tenemos en nuestra relación con Dios. A veces, el objetivo es alentarse unos a otros hablando o reuniéndose. A veces se trata de hacer que animar a otros sea una prioridad diaria. A veces se trata del estímulo que viene cuando sabemos que Dios nos redirigirá si nos desviamos. A veces, el foco está en el estímulo que proviene de obtener una perspectiva eterna. ¿A quién conoces que necesita ser alentado hoy? ¿Eres tú?
Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, que nos amó y por su gracia nos dio aliento eterno y buena esperanza, aliente sus corazones y lo fortalezca en cada buena obra y palabra. – 2 Tesalonicenses 2: 16-17
Oración:
Señor, algunos días yo soy el que necesita aliento. Estoy agradecido de que Tu Palabra hable tanto de eso. Deje que las palabras de Pablo a los Tesalonicenses se hundan en mi corazón y me alienten y fortalezcan. Entonces úsame para alentar a los demás. En el nombre de Jesús, amén.